Comunes con los del Norfolk, los orígenes del Norwich se remontan a la mitad del siglo XIX y su creación se debe a un criador de Cambridge y a otro de Norwich de apellido Jones. De la ciudad de este último tomó, más adelante, el nombre de la raza a cuya formación contribuyeron otros terrier, entre los cuales se halla ciertamente el Brow terrier. A medida que pasaban los años, este pequeño y simpático perro fue fijándose poco a poco hasta llegar al reconocimiento oficial y a la fundación del Norwich Terrier Club inglés. A partir de ese momento se difundió bastante rápidamente en América del Norte (donde es criado con esmero y pericia, hasta el punto que el propio Norwich ha sido allí elegido, en 1981, como el perro del año, entre todas las razas) y en algunos países de Europa continental donde para muchos criadores apasionados es su "orgullo" y donde cuenta con muchos seguidores.